En nuestro afán de mejora en el ejercicio de nuestra profesión de coordinadores de seguridad y salud en fase de ejecución de las obras, hemos visto la necesidad de analizar una de las funciones a las que hace referencia el RD 1627/1997: Coordinar las actividades de la obra para garantizar que los contratistas y, en su caso, los subcontratistas y los trabajadores autónomos apliquen de manera coherente y responsable los principios de la acción preventiva…
Entre otras medidas, el empresario deberá:
1.Adoptar medidas que antepongan la protección colectiva a la individual.
2. Dar las debidas instrucciones a los trabajadores…, (entre otras)... La efectividad de las medidas preventivas deberá prever las distracciones o imprudencias no temerarias que pudiera cometer el trabajador. Para su adopción se tendrán en cuenta los riesgos adicionales que pudieran implicar determinadas medidas preventivas, las cuales sólo podrán adoptarse cuando la magnitud de dichos riesgos sea substancialmente inferior a la de los que se pretende controlar y no existan alternativas más seguras.
¿Y cómo garantizar la eficacia de las protecciones colectivas que se instalan en una obra?
En base al Plan de Seguridad y Salud aprobado, y a la evaluación de riesgos de las diferentes actividades a realizar, será fácil identificar las protecciones colectivas a instalar. Aún y así, no siempre es fácil identificar durante cuánto tiempo van a estar instaladas, qué previsión tienen, y si en función del avance de la obra se van a tener que modificar, o retirar antes de su finalización.
Así pues, en primer lugar es importante que en el plan de seguridad y salud no sólo se identifiquen las medidas preventivas, sino definir el tiempo previsto, las diferentes modificaciones y afectaciones en función de las fases de avance de la obra, y en caso de eliminarse, aunque sea de forma puntual, definir qué protección alternativa se aplicará que garantice al menos la misma seguridad que la retirada. Se debe priorizar la opción colectiva sobre la individual siempre que sea posible.
Una vez identificadas las protecciones colectivas es importante verificar su correcta elección e instalación, dado que la mera presencia del elemento no supone una protección en sí. Es necesario que los elementos que se utilicen cumplan, por un lado, con unos mínimos de resistencia en cuanto a los materiales de los que está hecho. Se debe seguir la normativa vigente, garantizando su calidad mínima para su comercialización con el marcado CE, y codificado con las UNE que apliquen y que nos garantizan que los elementos utilizados cumplen unos requisitos verificados mediante una serie de ensayos normalizados que garantizan su comportamiento adecuado como protección colectiva para la que ha sido diseñada.
Será básico verificar la correcta instalación de los elementos, siguiendo la normativa, y las instrucciones facilitadas por el fabricante o suministrador. Para dicha instalación, será necesario que el personal que la realice disponga de la formación e información necesaria, y una experiencia suficiente para su puesta en obra, conociendo las instrucciones de montaje y procedimiento adecuado para evitar los riesgos en todo momento, incluyendo el proceso de su instalación. Por ejemplo, en el montaje de unas redes de horca, puede requerir durante su instalación de sistemas complementarios temporales e incluso protecciones individuales, para las que el operario debe estar entrenado y formado.
Una correcta instalación es tan importante como un buen mantenimiento de las protecciones colectivas, que deberá realizarse de forma periódica, garantizando que no se han modificado o deteriorado tanto la instalación como los materiales, anclajes, etc… y verificar las fechas de caducidad de los diferentes elementos.
Otro momento crítico es la retirada de las protecciones. En muchos casos la eliminación de la protección se realiza tras la eliminación del riesgo que protegían, en cuyo caso no hay problema para su retirada. En otros casos es necesaria la retirada antes de eliminar el riesgo, por ejemplo para realizar un cerramiento exterior en una edificación, o bien podemos tener protecciones que se deben retirar una vez finalizamos los trabajos, pero que tienen un difícil acceso, por lo que es necesario que su retirada la realice personal cualificado con una formación específica suficiente, y con experiencia, como puede ser la retirada de una red de borde en una cubierta.
Finalmente nos podemos encontrar en obras donde los materiales que se utilizan para la instalación de protecciones colectivas no son suministrados por un fabricante que nos garantiza un certificado y un sistema de instalación, sino que se “ingenia un elemento de protección”. En este caso, es muy difícil garantizar que las protecciones instaladas cumplen con las exigencias normadas y continuamos exponiendo a los trabajadores, e incluso agravándolo y por lo tanto no garantizando la efectividad de las medidas preventivas.
Sergio López
Teresa Mª Cano Rodríguez
Equip e-SCENTIA
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